Con motivo del 109 aniversario de su fundación )- Primera parte -1.- UBICACIÓN, LÍMITES Y EXTENSION.El municipio de Tamboril está situado en la parte noreste de la provincia de Santiago, al pie de la ladera sur de la Cordillera Septentrional, a 230 ms. (754.4 pies) sobre el nivel del mar y a 55 ms. (180.4 pies) sobre el nivel de la ciudad de Santiago.Con una extensión territorial de 71.4 kms. cuadrados, Tamboril limita al norte con la provincia de Puerto Plata; al sur, con el municipio de Licey al Medio; al este con la provincia Espaillat y al oeste, con el municipio de Santiago.
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El pensamiento de Juan Pablo Duarte conserva plena vigencia. En lo político, en cuanto a la organización del Estado, en la relación con el vecino Haití o en lo que respecta a la aplicación de la justicia, el ideario duartiano ostenta toda su lozanía. De no ser así será que nuestros males han variado poco en los últimos dos siglos. O quizá son los mismos.
Junto a su ejemplo de entrega sincera al bien colectivo, el pensamiento de Duarte es su más preciado legado. Su sentido de justicia y equidad, como su doctrina de moral política, claman por ser tomados en cuenta. Debería resonar en nuestra conciencia su advertencia: “Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán víctimas de sus maquinaciones”.
Hoy, a los 205 años de su nacimiento, su nombre estará de boca en boca, y sobre todo saldrá de aquellos a quienes el patricio llamó “facción miserable” que se opone al deseo de bienestar del pueblo. Esa “facción miserable” sustrae los bienes del pueblo, y mientras ellos viven en el lujo y el derroche, la mayoría padece todo género de calamidad y precariedades.
Han quebrantado toda ley y toda ética con el propósito de acumular riquezas. Andan podridos en dinero y borrachos de poder, pero aun quieren más. Alaban a Duarte de palabra, pero en medio de sus orgías se burlan de él y de quienes como él aspiran a ver al pueblo dominicano feliz y tranquilo, libre del hambre, de la insalubridad y de la violencia que azota a toda hora.
La “facción miserable” ha corrompido las instituciones, sobre todo la justicia y los medios de comunicación. Han traicionado la confianza de la gente. Ahora es poco lo que se puede hacer para someterlos al orden, pues obran para retorcerlo todo, para vulnerarlo todo. Los reclamos del pueblo contra la corrupción y la impunidad tienen su base en hechos reales.
Ojalá esa gente no tomara en su boca el nombre del fundador de la República Dominicana. Más bien pudiera prestar oídos al patricio que repite: “Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán víctimas de sus maquinaciones”. Y someterse a juicio.